Voy a empezar mi relato, con alegría y con afán
Con alegría y con afán, voy a empezar mi relato
//En la población de Plato se volvió un hombre caimán//
//Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla//

El resumen histórico del llamado “hombre caimán” es el siguiente:

Según publicación de El Tiempo, el 5 de junio de 1940, el periódico El Heraldo, publicó una carta enviada por Di Filipo, un prominente hombre en la sociedad del lugar los hechos, Plato, Magdalena, un municipio de la costa del caribe colombiano.

Cuentan que testigos, que vieron un enorme caimán con cabeza y manos de hombre. La madre de “el hombre caimán”, la señora Manuela Aguilar, procedente del El Yucal, aseguró que es su hijo, Saúl Montenegro, que se convirtió en mitad caimán y parte humana. Que esto fue consecuencia de un trabajo del un brujo llamado Montura, que fue cacique en la Guajira.

Se narra que la causa de que este hombre fuera a donde un brujo fue su afición a ver a escondidas mujeres bañarse desnuda en el río. Supuestamente, la poción mágica para volverlo normal se perdió, quedando permanentemente como “el hombre caimán”.

Muchos dijeron verlo, otros no creyeron, pero el compositor musical José María Peñaranda en el año 1941 compuso una canción llamada “Se va el Caimán”, lo cual lo llevaría a la fama. Esto le dio un giro diferente, dejando atrás toda historia de brujería y mala conducta de un hombre, y le dio un toque pintoresco, de un simple cuento de pueblo. La canción pegó tanto que se hizo famosa en la época y al día de hoy todavía se canta.

Se dejó atrás una historia obscura y se toma como algo gracioso y raro lo del “El Hombre Caimán”.

No se puede pasar por alto las obras de esculturas, obra de la imaginación artísticas del escultor, creadas en una variedad de formas que son dignas de reconocimiento. Sencillamente, ¡excelentes!